El primer día Marta lloró porque se veía gorda, así que Julián se metió en la cama con ella y le demostró que cabía en todos sus abrazos. El segundo día Marta lloró porque se veía fea; así que Julián bajó al trastero, cogió un martillo, y rompió todos los espejos de la casa. El tercer día Marta lloró porque veía en cada mujer la belleza que jamás había sentido en ella; así que Julián fue a la cocina, cogió una cuchara, y le sacó los ojos.
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Le comenté:
ResponderEliminar—Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
—¿Te gustan solos o con rimel?
—Grandes,
respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.
Ángel González