viernes, 29 de junio de 2012

Microrrelato 140 - Humor Negro



En medio del caos que asolaba el hospital, el viejo psiquiatra estalló en carcajadas. 

Frente a él, un joven parapléjico se aferraba a su silla con una mano mientras que, con la otra, apuñalaba frenéticamente la espalda de uno de los cadáveres. Éste, sin prestar la más mínima atención al bisturí que hendía su carne putrefacta, se afanaba en masticar las piernas de su agresor. Sangre viva y sangre muerta tapizaban el pasillo, pero, a pesar de las terribles heridas, ninguno de ellos sentía el dolor.

Fue esa grotesca ironía la que le arrebató la cordura.




jueves, 28 de junio de 2012

Microrrelato 139 - Epidemia


A Julián lo consideraban el mejor cirujano del hospital; operaba con la misma pasión y precisión con la que tocaba el piano.

El día que estalló la epidemia Julián se encerró en su despacho. Estaba muy cansado después de operar a un paciente difícil que había llegado grave poco antes, con varios mordiscos en brazos y piernas. Aun así, se sentó al piano y comenzó a tocar. 

Fuera todos corrían, gritaban, y morían en los pasillos. Si alguno de ellos hubiese escuchado la melodía que tocaba el cirujano, sin duda habría irrumpido en aquel despacho exigiendo explicaciones; exigiendo conocer el nombre de tan nefasto pianista. Y se hubiese tragado la pregunta al ver la sangre resbalar sobre las teclas. Rápidamente habría quedado desplazada; sustituida por una duda mucho más acuciante: dónde estaban sus manos.





miércoles, 27 de junio de 2012

Microrrelato 138 - En las primeras horas



A Pablo no le gustaba meterse en la vida de los demás. No estaba al tanto de los chismes sobre ningún famoso, evitaba dar consejos a nadie, y jamás leía por encima del hombro cuando viajaba con alguien que llevaba un libro en el metro. Nunca le preguntó a su vecina por ninguno de los hombres —mucho mayores que ella— que entraban y salían de su apartamento a diario, ni de dónde había sacado el dinero para comprar ese collar de diamantes tan ostentoso del que presumía ante cualquiera que se cruzara con ella. A Pablo sólo le importaba lo suyo.

Por eso aquella noche cuando tropezó con uno de ellos no hizo nada. 

Se lo encontró en el suelo, masticando los restos de un pobre tipo que aún gritaba y chapoteaba sobre un enorme charco de sangre. Podría haber gritado pidiendo ayuda, o haber llamado a la policía, pero no lo hizo. 

Aquello tampoco era asunto suyo.




martes, 26 de junio de 2012

Microrrelato 137 - Los primeros en caer



Sofía miró con aversión el cadáver y trató de recordar las palabras de su amigo: "Sólo es un trabajo. Están muertos. Y éstos no son como los de las películas; no se levantan, ni se comen a la gente. No pueden hacerte nada". Se esforzó por recordar aquello mientras aplicaba la base de maquillaje sobre la piel inerte y fría. Casi había dominado por completo sus nervios cuando el muerto abrió los ojos.





Microrrelato 136


Le preguntaron si era mudo, pero no respondió; jamás el silencio le había parecido tan elocuente.