"Hacer cualquier cosa para mantener la mente ocupada". Eso fue lo que me dijo. Vaya puta mierda de consejo, pensé, y, durante un segundo, olvidé que mi mundo... su mundo... y en definitiva, todo nuestro jodido universo, había implosionado... pulverizando nuestras vidas, nuestros sueños... desintegrando nuestro futuro.
lunes, 21 de enero de 2013
sábado, 12 de enero de 2013
Microrrelato 159 - Encontronazos
Recuerdo aquella noche en el cine, con la sala casi vacía.
Yo era el espectador de la penúltima fila y tú pasabas por allí cuando nuestras
rodillas se rozaron. Apenas lo notaste, pero a mí se me puso dura. Quizás fue
un accidente, o una zancadilla deliberada. Jamás lo sabrás, porque ibas absorta
en tus palomitas hasta que las volcaste sobre mí y me bañaste en coca cola. Y
no dijimos nada; yo, con mi ropa empapada y la polla empalmada; tú, con la
mirada perdida en aquella pérdida. Y así, sin saber muy bien cómo, pasé a ser espectador en
primera fila de la peli porno que proyectabas entre mis piernas.
Microrrelato 158 - Los escritores
¿Recuerdas cuando empezó todo?
Solías escribir historias de amor, enredada entre las
sábanas, mientras yo dormía a tu lado, ajeno a tus ensoñaciones; ausente
voluntario de tu empalagoso mundo rosa. A veces me despertaba tu risa; otras,
el cosquilleo de la pluma sobre mi espalda, cuando agotabas todo el papel y no
te importaba embadurnarme de tinta y finales felices. Obviando esas
excepciones, rara vez coincidíamos.
Yo solía escribir historias de terror; de monstruos y
asesinatos macabros, de palabras lúgubres y finales funestos. Aprovechaba el
silencio de la noche, la escasa luz del portátil, la soledad… Mientras, la
almohada ocupaba entre tus brazos el lugar de mi ausencia.
Esas noches dormías inquieta; rodabas de un extremo a otro por
la cama, como si las pesadillas que volcaba sobre el teclado se derramasen
también sobre tus sueños.
Podría decirse que veíamos la realidad de maneras distintas
y, aunque hasta ahora el pasado avala tu visión rosa, yo, que he visto el mundo
desde las sombras, aún temo la llegada del monstruo que un día escribirá el
final trágico.
Microrrelato 157 - Sueños rotos al despertar
Odio las noches sin tu sonrisa.
Odio hacer el gilipollas para arrancar una de tus labios y fracasar
estrepitosamente. Odio que cualquier otro gilipollas te la robe con una mirada.
En esos momentos debería levantarme y marcharme —ahí te quedas—, o levantarme y
liarme a puñetazos con el fulano de turno, pero en ningún caso permanecer allí
sentado mientras tú te vendes a un mejor postor.
Sin embargo, así es la vida, dicen todos esos cobardes que
no se atreven a descambiarla por una menos defectuosa.
Y qué dura es a veces…
Sobre todo esos días que comienzan con una despedida; con
una luz verde parpadeando en el móvil; un par de líneas que te despiertan y, a
bocajarro, en un instante, revientan todos tus sueños.
Yo en esos días sonrío —que para llorar siempre hay tiempo—,
me encojo de hombros, me doy la vuelta en la cama, y finjo que sigo soñando. Y
aunque no pueda dormirme seguiré allí tumbado, porque, diatribas heroicas
aparte, así es la vida.
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