miércoles, 14 de marzo de 2012

Microrrelato 121


La hoja en blanco lo tenía obnubilado. Tras horas de amarga e infructuosa espera, el tintero, desesperado, se arrojó sobre el papel, regándolo por completo de letras. Tal era el bloqueo del escritor que ni siquiera logró ordenarlas, y el mensaje quedó sin sentido.






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