martes, 13 de marzo de 2012

Microrrelato 115


En el Zaren-Khan el gongo sonaba por dos motivos: piratas, o tierra a la vista. Sin-Yuan conocía aquella ruta marítima como la deteriorada palma de su mano y, mientras escuchaba los continuos repiqueteos de la campana desde su camarote, cayó en la cuenta de que aún faltaban semanas para avistar el próximo pedazo de tierra firme.






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