lunes, 12 de marzo de 2012

Microrrelato 114


Sam nunca había tenido suerte, siempre había huido de él. Aquel día él también huía, con las manos atadas a la espalda, corriendo delante de un loco que lo perseguía por el bosque enarbolando una motosierra. 

Un loco llamado Jack. 

Una rama oculta entre la hojarasca puso freno a la pintoresca persecución. Jack preparó el golpe que acabaría con la vida de Sam, pero la motosierra se apagó con un quejido ahogado. 

Sam se relajó. Pensaba que la suerte al fin le sonreía. Pero Jack era un leñador nostálgico, y nunca salía de casa sin su hacha.





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