lunes, 23 de enero de 2012
Microrrelato 57
Por fin se quedaron a solas; no había nadie más. Apoyada en la mesa de la cocina lo tentó y él, travieso, se atrevió a probarla. Suave e increíblemente dulce, le hacía sonreír. A veces una tarta es la mejor de las compañías.
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