viernes, 20 de enero de 2012

Microrrelato 54


Era una chica inteligente, con talento, especial. Sus padres siempre creyeron que cambiaría el mundo, que sería alguien importante: directora de una gran multinacional, catedrática, presidente. Se llevaron una gran decepción cuando lo dejó todo para dedicarse por completo a los demás. 

Por la mañana era voluntaria en un comedor social, y por la tarde ayudaba a personas mayores que ya no podían valerse por sí mismas. "Qué lástima, qué desperdicio", comentaban sus padres, decepcionados, cuando iba a visitarlos. Ella hacía oídos sordos y, aunque lloraba por dentro, siempre atendía a los más necesitados con una sonrisa. Tenía una idea distinta sobre cómo cambiar el mundo.





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