miércoles, 2 de mayo de 2012

Microrrelato 132


Tan pronto como el vaso estuvo vacío el aire circundante se precipitó en su interior hasta desbordarlo y derramarse por toda la mesa. “¿Lo ves? ¡Siempre está lleno!”, comentó su compañero de piso mientras lo señalaba, fascinado. Sin embargo Juan sólo veía un vaso vacío, y un loco inestable que pronto acabaría matándolos a todos o encerrado en cualquier manicomio.




1 comentario: