La biblioteca arcana de Anarbhros era un lugar peligroso. Incontables jóvenes magos que acudían allí cada año a saciar su sed de conocimientos desaparecían sin dejar el más mínimo rastro. Erothras, guardián de aquel santuario de la magia, sabía la verdad: los antiguos volúmenes de hechicería también estaban sedientos, y se saciaban con las almas de los incautos aprendices. El bibliotecario solía divertirse con los más jóvenes e ingenuos, recomendándoles la lectura de un viejo tomo titulado “Aplicaciones prácticas de la nigromancia”, encuadernado en piel. El más rollizo de todos.
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Participante en la “1ª Convocatoria 2011 Microcuento Fantástico” por la Revista Digital miNatura.
Editado en el libro “El día de los cinco reyes y otros cuentos. Antología del Primer Concurso de Relatos de Terror miNatura” de la editorial miNatura Ediciones.
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